domingo, 18 de marzo de 2018

8 DE MARZO, FEMINISMO ANTICAPITALISTA.



La historia del movimiento feminista se ha caracterizado por diferentes olas. Desde las primeras feministas de la ilustración que surgieron de la Revolución Francesa, pasando por la Segunda Ola del movimiento sufragista hasta la Tercera Ola, la radical de la segunda mitad del siglo XX, cuando hasta lo personal era político. Ahora ha llegado una Cuarta Ola feminista que viene para quedarse. Ya no reclamamos derechos concretos, como el derecho al voto, acceso al trabajo, la libertad sexual, derechos reproductivos o a la interrupción voluntaria del embarazo, que también. La nueva ola feminista se lo cuestiona todo, desde la desigualdad salarial hasta el derecho a volver solas por la noche a casa sin ser acosadas, ni pasar miedo; desde la precariedad laboral a la invisibilización de la mujer; desde los micro-machismos hasta los trabajos de cuidados no reconocidos ni remunerados en el ámbito de la familia tradicional opresora, pasando por tener que explicar que cuando las mujeres dicen “no es no”.
            El pasado 8 de marzo de 2018, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, varios millones de mujeres, apoyadas con muchos hombres feministas, salimos a las calles y plazas de todo el Estado español. Desbordamos todas las previsiones y como colofón a una huelga general laboral de 24 horas, de cuidados, de consumo y estudiantil, convocada bajo el lema “Si nosotras paramos se para el Mundo”.
            Como cualquier ola, la nueva ola feminista lleva tiempo formándose. Sin el 15M del 2011 lo que ha sucedido este 8 de marzo del 2018 no se podría explicar. El Movimiento de las Indignadas fue la escuela donde parte de las activistas feministas de ahora empezaron. El auge de Podemos y su apuesta por el parlamentarismo lastró definitivamente el Movimiento del 15M, la mayor brecha junto con el 1-O catalán en el Régimen del 78. Estamos en una nueva ola feminista formada, en gran parte, por mujeres jóvenes, fuertes y combativas. Posiblemente aún no hayan leído ni a Simone Beauvoir, ni a Silvia Federici, ni a Ángela Davis, ni a Virgine Despentes e incluso desconozcan las diversas teorías políticas feministas. Sin teoría también puede luchas sociales, y aprender leyendo, debatiendo y luchando al mismo tiempo. Lo estamos viendo, con la práctica se está aprendiendo la teoría y una vez más, como pasó durante el 15M, el movimiento popular ha sobrepasado y sorprendido a gobernantes y a los partidos políticos del Régimen, que han llegado a acusar a las organizadoras de “luchar contra el capitalismo” o de “ser comunistas”, y que, cuando la ola los ha golpeado de lleno, han intentado subirse a ella. Pero para papelón oportunista, el representado por las burocracias de las centrales sindicales mayoritarias burocráticas (CC.OO. y UGT), desinformando, desmoralizando y boicoteando la huelga general feminista de 24 horas del 8 de marzo con paros insuficientes de 2 horas por turno.
            La ola feminista que inundó las calles y plazas no ha sido cuestión del azar. ni de la improvisación. Enraizada en parte, como hemos dicho, en el Movimiento 15M, ha bebido del movimiento “Ni Una Menos” de Latinoamérica y el Me too” de Estados Unidos, y pensado tras la Marcha Estatal Contra las Violencias Machistas del 7 de noviembre de 2015. Se ha organizado desde abajo y horizontalmente en asambleas feministas unitarias desde el 8 de marzo de de 2016, e incluso desde antes. Este trabajo decidido y constante, y sin restarle espontaneidad a la movilización, ha dado sus frutos.
            No le faltan razones objetivas a la movilización feminista: 739 mujeres asesinas desde el 2007 al 2017, 9 durante lo que va del 2018 (2 de ellas en Andalucía); cada 8 horas se produce una violación en el Estado español; las mujeres españolas cobran un 13% menos en los mismos puestos que los hombres pese a una supuesta igualdad salarial. La brecha salarial se acentúa a la hora de la jubilación: las mujeres cobran un 34% menos de pensión. El 28% de las mujeres andaluzas están en paro, las andaluzas trabajan 87 días gratis (la media estatal es de 54 días), y el 41% de estas mujeres están en riesgo de pobreza, etc. Razones suficientes para convocar una huelga general feminista de 24 horas.
            Por primera vez en el Estado español se ha realizado no sólo una huelga general feminista de 24 horas con un alto seguimiento en sectores laborales altamente feminizados (educación, telemárketing, prensa o sanidad), sino también ha sido una huelga de consumo, de cuidados y estudiantil. Y las huelgas se hacen contra nuestro modelo de sistema económico y nuestro sistema es el capitalista. Cierta crítica que se le hace al movimiento feminista es que omite la opresión que sufren las mujeres también como clase. Además, la huelga no sólo ha intentado parar la producción en los centros de trabajo, sino también parar la reproducción y el cuidado de la fuerza de trabajo en los hogares donde las mujeres cargan con ellos, unos trabajo no remunerados e invisibilizados asignados por el capitalismo a las mujeres y sin el cual no se podría mantener ni reproducir el capitalismo.
            Y es que la mitad de la población, las mujeres, no sólo sufre la opresión de género, a través del machismo, sino que también sufren la explotación de clase por el capitalismo, de la misma manera que hay mujeres (y hombres) que sufren la opresión de raza y de orientación sexual. De aquí la importancia de la lucha anticapitalista dentro del movimiento feminista. El capitalismo sin las ideas machistas no se podría mantener en pié. De la misma manera que el feminismo no puede ser de derechas, pues no es sólo un movimiento social o una ética sino que también es un movimiento político y cuando se realizan políticas de derechas que favorecen la precariedad laboral, la explotación y el recorte de servicios públicos que se ceban en especial con las mujeres. las mismas políticas de austeridad y de recortes en educación, sanidad o dependencia dejan los trabajos de cuidados que deberían realizarse de forma colectiva en los servicios públicos a las mujeres. El capitalismo (ahora en su fase neoliberal) castiga a las mujeres y favorece la desigualdad de género. Es por todo ello que no puede existir un feminismo coherente que no sea anticapitalista y transversal. Para luchar contra todas las opresiones que sufren las mujeres, el movimiento feminista debe de asumir la lucha anticapitalista. Lo vemos a diario, desde las Kellys, las empleadas de hogar, las trabajadoras de telemárketing, las cajeras de las grandes superficies comerciales o las empleadas en hostelería y restauración son claros ejemplos de la explotación del capitalismo sobre las mujeres de clase trabajadora. Cientos de miles de mujeres no se pudieron sumar a la huelga general de 24 h del 8 de marzo debido a la precariedad laboral, al acoso y la coacción empresarial. El movimiento feminista no puede olvidarlas. De ahí surge la necesidad de unificar las luchas: contra el machismo y el capitalismo.
           
David Roble y Caterina Iannini, activistas del Colectivo Acción Anticapitalista

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